Restos de la muralla
En 1903, dos arqueólogos franceses, Pierre Paris y Arthur Engel, excavaron el recinto defensivo de la población ibérica de Urso, último reducto de las tropas pompeyanas en su lucha contra las fuerzas de Julio César. Con posterioridad, en 1973 y con una metodología actualizada, la zona fue estudiada por Ramón Corzo. El lienzo de muralla excavado en ambas intervenciones se encuentra en el Camino de San José. El sistema defensivo del primitivo asentamiento no sería totalmente perimetral, sino conformado por elementos discontinuos que protegían los lugares de más fácil acceso y menos protegidos de manera natural. Tradicionalmente, se ha datado como obra de mediados del siglo I a.C., aunque los estudios más recientes se inclinan por una cronología más antigua. En la intervención, se descubrió un muro de unos 95 metros, reforzado con cuatro torres semicirculares. Su perfil era ataluzado y sigue la misma disposición de la cantera sobre la que se asienta, formando una gran curva que gira hacia el este. Entre el material de relleno del muro, se encontró la famosa serie de relieves que, tras su paso por el Louvre, se pueden contemplar hoy en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.